Legisladores priistas estudian qué funcionarios tienen salarios elevados, cuáles son prescindibles y cómo compensar a los que menos ganan
Leticia Robles de la Rosa
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de julio.- Legisladores federales del PRI analizan la dimensión de la alta burocracia federal para determinar cuáles puestos son prescindibles y mejorar el gasto en salarios y prestaciones, pues han detectado disparidades como el hecho que 372 directores generales ganan al mes 231 mil 735 pesos (es decir, 83 por ciento más que un senador de la República), mientras que 700 empleados del ISSSTE apenas perciben mil 600 pesos al mes.
De acuerdo con información que les fue proporcionada por la Secretaría de Hacienda, las bancadas priistas tienen detectada la existencia de al menos cuatro mil 971 directores generales y equivalentes que ganan desde 90 mil hasta 264 mil 65 pesos mensuales; este último casi iguala el sueldo de un secretario de Estado.
Y es que junto con 19 secretarios de Estado, 64 subsecretarios y decenas de titulares de dependencias, estos burócratas de élite conforman un total de 92 mil 872 personas que ganan de 83 mil 363 a 275 mil 922 pesos mensuales, incluidas todas las prestaciones de ley y conquistas laborales.
En contraste, un millón 173 mil 943 burócratas, incluidos maestros, petroleros, médicos e investigadores académicos, tienen salarios mensuales que van desde los mil 629 hasta los 25 mil pesos mensuales.
De esta forma, el millón 725 mil 549 personas que conforman el total de los trabajadores de toda la administración pública federal se dividen en tres grandes grupos.
La élite, integrada por 92 mil 872 personas, que representan el 5.38% del total, tiene salarios de un millón 364 mil pesos hasta tres millones 311 mil 74.94 pesos anuales, más el Presidente de la República, que obtiene tres millones 377 mil 198.85 pesos anuales, con todas sus prestaciones.
La burocracia media, compuesta por 548 mil 734 personas, quienes representan el 26.59% del total de los trabajadores del Estado, quienes tienen salarios que van desde los 41 mil 667 pesos a los 83 mil 257 pesos mensuales, que implican ingresos anuales de 500 mil seis pesos a 999 mil 84.86 pesos.
Y el tercer grupo lo componen un millón 173 mil 943 personas, que representan el 68.03% del total de los trabajadores del gobierno federal, que ganan, entre salario directo, prestaciones y conquistas laborales entre mil 629 y 25 mil pesos mensuales, que implican un ingreso de 19 mil 555 a 19 mil 976.74 pesos anuales.
El documento que sirve de base al análisis de los priistas, al cual Excélsior tuvo acceso, deja ver por ejemplo, que en la gama de los 92 mil 872 integrantes de la alta burocracia, existen 791 integrantes de la Marina; mil 164 de la Secretaría de la Defensa Nacional; 172 del ISSSTE; 114 de Pemex y 946 de la Secretaría de Seguridad Pública.
Hay también 19 personas que ganan como secretarios de Estado; 64 con salarios de subsecretarios y al menos cuatro mil 971 que conforman el grupo de los directores generales, directores generales adjuntos y directores de área.
La revisión del documento base ha permitido a los priistas detectar que existen 372 directores generales que ganan 231 mil 735 pesos mensuales, sin descuentos, lo cual implica ingresos anuales por dos millones 780 mil 829 pesos.
También hay 345 directores generales, en diversas áreas de la administración pública federal, que tienen ingresos por 162 mil 843.36 pesos mensuales, que implican un millón 954 mil 120.40 pesos anuales.
En el grupo de los salarios de élite, el ingreso más bajo corresponde a 33 plazas de laboratoristas que tiene el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), quienes ganan un millón 364.73 pesos anuales, que significan 83 mil 363.72 pesos mensuales, sin incluir descuentos.
En el otro extremo de la nómina federal, se observa que existen 700 trabajadores del ISSSTE, con la categoría de pasantes, que perciben los salarios más bajos de toda la administración federal, con mil 629 pesos mensuales.
La idea de los priistas es hacer una valoración de las plazas de la alta burocracia, pues estiman que en muchos de los casos no se justifican los altos salarios que tienen, incluso no hay seguridad de que esas plazas que se pagan sean en verdad trabajadas
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