miércoles, 17 de abril de 2013

Fallece el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, “padre de la arquitectura moderna de México”.

El considerado “padre de la arquitectura moderna de México”, festejaba el día de ayer su cumpleaños número 94

Virginia Bautista y Luis Carlos Sánchez / Foto: Paola Hidalgo
17/04/2013 04:33
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Falleció ayer uno de los arquitectos mexicanos más influyentes del siglo XX, creador del Museo Nacional de Antropología y el Estadio Azteca.
Falleció ayer uno de los arquitectos mexicanos más influyentes del siglo XX, creador del Museo Nacional de Antropología y el Estadio Azteca.

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CIUDAD DE MÉXICO, 17  de abril.- “Trabajar con eficacia y con verdad”. Este era el lema del arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), uno de los grandes urbanistas del siglo XX, quien murió ayer hacia las 16:30 horas, en el Hospital Ángeles del Pedregal, debido a su avanzada edad.
“Nunca he pretendido hacer arquitectura de autor. Esta disciplina tiene que cumplir con una función de servicio para quien ocupará esos espacios”, dijo a Excélsior en septiembre de 2011 el autor de edificios emblemáticos de la arquitectura mexicana como el Museo Nacional de Antropología, el Estadio Azteca y la nueva Basílica de Guadalupe.
Apasionado del futbol, puma de hueso colorado, escultor de pequeños universos en cristal de plomo, quien proyectó lo mismo escuelas y museos que pabellones internacionales y mercados, se despidió de la vida “tranquilo, satisfecho y en paz”, comentó ayer su hijo Javier Ramírez, pues cerró su ciclo vital el mismo día en que nació, un 16 de abril.
El hijo de quien comenzó su carrera en 1944, con la construcción de escuelas rurales a lo largo de todo el país, de las que edificó un total de 35 mil, explicó que fue ingresado al Ángeles del Pedregal la noche del sábado pasado, debido a que lo notaron un poco cansado y en el nosocomio le detectaron una pequeña infección en el pulmón.
“Iba evolucionando bien. Le echó muchas ganas. Incluso, me pidió que le leyera párrafos de un libro sobre urbanismo que acaba de escribir, que ya está listo para la imprenta. Pero de un momento a otro su cuerpo dijo ‘hasta aquí’. La lucha que dio lo agotó. Fue un hombre activo, inmensamente creativo, y así se mantuvo hasta el final”, agregó.
Dijo que los restos del egresado y ex catedrático de la UNAM serán velados la mañana de hoy por un corto tiempo en la Funeraria Gayosso de Félix Cuevas, y en la tarde serán incinerados. Mañana jueves, a las 19 horas, se le rendirá un homenaje en el Museo Nacional de Antropología, una de sus máximas creaciones declarado Monumento Artístico.
“Me encargó que siguiera su despacho y las obras que dejó proyectadas. Yo quiero que su archivo no se disperse y su legado no se pierda. Queremos integrar un Archivo Ramírez Vázquez, para que sea consultado por los numerosos estudiantes que siempre lo buscaban. Tengo las fotos de todas sus obras”, indicó Javier Ramírez.
“Sigo diseñando, construyendo. Estoy vivo y activo”, dijo a Excélsior Pedro Ramírez en la entrevista mencionada, en la que aclaró que nunca tuvo que vencer grandes retos o enfrentar dificultades serias en la construcción de sus obras.
Ni siquiera cuando diseñó la imagen de las Olimpiadas que se realizaron en la capital mexicana en 1968, en medio de la lucha estudiantil; o cuando trasladó del pueblo de Coatlinchán al Museo Nacional de Antropología el monolito del Dios Tláloc, de 125 toneladas.
El autor de las torres de Tlatelolco y Mexicana de Aviación, del Palacio Legislativo de San Lázaro y de los museos de Arte Moderno, del Templo Mayor y Amparo de Puebla no sentía preferencia por ninguna de sus obras y dejaba la nostalgia para “alguien que ya no ejerza su oficio”.
Tenía una visión optimista del país. “México ha tenido problemas siempre y los ha sabido solventar. Hemos salido de muchas crisis. Cada época tiene su propia terminología para expresarlas. Pero hemos sabido resolverlas y seguir adelante”.
Sobre la trasformación arquitectónica de la Ciudad de México decía con humor. “Hay muchas cosas que me gustan, y hay muchas que me disgustan. A lo mejor es porque no las hice yo”.
Javier Ramírez agradeció a don Olegario Vázquez Raña, presidente del consejo de administración del Grupo Empresarial Ángeles, todas las facilidades y “la atención conmovedora” que le prestaron al arquitecto, a quien sobreviven cuatro hijos, Pedro, Olga, Javier y Gabriela, 14 nietos y 12 bisnietos.
 
Mostró el mejor país
Uno de los grandes reconocimientos que se hacen a Pedro Ramírez Vázquez fue su paso como Presidente del Comité Organizador de la XIX Olimpiada.
En 1966, el arquitecto asumió el cargo con la tarea de presentar la imagen de México ante el mundo como un país moderno, rico en su oferta patrimonial y capaz de organizar un evento complejo de gran impacto internacional.
Su paso en la organización de los Juegos Olímpicos, señaló su colega Francisco Serrano, “fue un gran éxito a nivel mundial; por primera vez incorporó a la cultura y a la arquitectura a la Olimpiada, aquí se hizo un encuentro de jóvenes arquitectos en 1968, en el cual tuve el honor de representar a México junto con otros compañeros arquitectos, todo gracias a la fundación de ese encuentro que hizo Pedro Ramírez Vázquez”.
Para el funcionamiento del comité, conformado en una etapa convulsa de México, Ramírez Vázquez agrupó a un talentoso equipo de profesionales, mexicanos y extranjeros, que contribuyeron a crear un complejo programa de comunicación que sirvió de base a la identidad de México 68.
El especialista Miquel Adriá también reconoce esa labor: “como estratega su trabajo durante los Juegos Olímpicos fue fundamental, gracias a él sucedieron algunos éxitos que no se habían dado antes en ningunos Juegos Olímpicos como por ejemplo la primera Olimpiada Cultural; que pudiera ser en un tiempo absolutamente récord”.
El proyecto para los Juegos Olímpicos de México 68 fue presentado por Ramírez Vázquez ante el Comité Olímpico Internacional en abril de 1967.
“Consideramos que en esta forma los Juegos se proyectaran con mayor facilidad en el mundo, al duplicar los atractivos y estímulos para participantes y espectadores.
“Con ello también se logrará, en una forma más efectiva, la consecución de los ideales que rigen el movimiento olímpico, y que son aspiraciones de la humanidad; el mutuo conocimiento, el respeto, la fraternidad y la amistad que deben existir entre todas las naciones para alcanzar una auténtica concordia internacional”, culminó el informe del arquitecto.
 
Creador omnipotente
Uno de los grandes arquitectos del siglo XX, personaje fundamental de la cultura nacional moderna que gozó de una influencia casi “omnipotente” en el diseño de la ciudad y creía ante todo en la arquitectura al servicio de México, así es recordado Pedro Ramírez Vázquez por sus colegas.
“Pedro es un personaje non del México moderno”, acotó Francisco Serrano. Amigo de Ramírez Vázquez desde antes de que se convirtiera en arquitecto, Serrano resalta como sus principales aportaciones la cruzada nacional que emprendió construyendo escuelas; su participación como director del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y su contribución en la creación de la Universidad Autonoma Metropolitana.
“Es un personaje que fue completo y que decía: la arquitectura es servicio, lo principal es hacer una arquitectura de servicio para México”, recordó.
Para Fernando González Gortázar, la de Ramírez Vázquez fue “una vida larga y bien vivida que dejó huella en muchísimos lugares de México y del mundo. En mi opinión una de las proezas arquitectónicas mayores del siglo XX son las aulas rurales con casa integrada para el maestro que produjo el CAPFCE (Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas) que construyó por miles en la época en que Ramírez Vázquez lo dirigió.
“Esta obra modesta, extraordinaria, permitió resolver con economía, con eficiencia, con belleza un problema de uso de espacios que era tarea imprescindible para este país”, agregó.
La huella del arquitecto, opinó por su parte el investigador Miquel Adriá puede observarse en la ciudad. “Con su obras marcó de alguna forma el panorama de la Ciudad de México, se pueden identificar los grandes iconos, los grandes edificios de referencia, básicamente es un cuadrado dibujado por Don Pedro desde la Basílica, el Estadio Azteca, el Museo de Antropología y el edificio de Relaciones Exteriores, que configuran un territorio”.
“Perdemos a uno de los grandes del siglo XX”, agregó. La influencia de Ramírez Vázquez, dijo Adriá, se prolongó durante toda la segunda mitad del siglo XX casi de manera omnipotente. “Los jóvenes no se desmarcaron de él, sino que los mayores de alguna forma lo hicieron en el sentido de que había un rechazo frontal porque seguía tratando de controlar cada una de las obras en las que él había participado, lo cual lo hacía casi un personaje omnipotente”.
Ayer, el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, externó a través de twitter sus condolencias: “México sufre una gran pérdida: murió el Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, uno de los grandes de nuestra cultura. Acompaño a toda su familia”.
Otros arquitectos como Fernando Romero, quien diseñó el Museo Soumaya, expresó en la red social: “Descance en paz… Ramírez Vázquez. El mejor arquitecto de la modernidad en México”; Felipe Leal escribió “Imposible pensar en el México del Siglo XX sin la obra y la gestión de Pedro Ramírez Vázquez”.

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