miércoles, 15 de agosto de 2012

Una vieja rivalidad entre México y Estados Unidos

Cobi Jones, legendario jugador estadunidense, recuerda el triunfo más importante entre ambos, pero reconoce que hoy la Selección ha progresado mucho

Carlos Barrón/ Enviado.- Excelsior

LAS VEGAS, 15 de agosto.- Cobi Jones, (Detroit, 1970) tiene la mandíbula tan dura como un boxeador. En Seúl, dentro del Mundial del 2002, Rafael Márquez le atizó un cabezazo que pudo haberle roto todos los dientes.

Con esa misma quijada sonríe ahora sin pasar desapercibido entre la gente por sus inusuales rastas para un hombre de 42 años que cargó con el apodo de Escobillón, “me resisto a quitármelas, las llevé desde niño y ahora no cambiaré”, afirma quien ha defendido más veces la camiseta de Estados Unidos (164 apariciones y 15 goles).
En un nuevo enfrentamiento entre México y Estados Unidos, Jones remueve la cajita de los recuerdos, investido ahora en el proyecto del Cosmos de Nueva York.
“Será un gran partido. México ha hecho las cosas muy bien con sus jugadores jóvenes y eso hay que recalcarlo porque en el pasado sufrieron varias derrotas fuertes a manos de nosotros. Ahora Estados Unidos tiene nuevo entrenador (Jürgen Klinsmann) que tardará un poco por aquello de que tiene que recomenzar varios fundamentos, pero estará bien, daremos batalla”, enfatiza.
Jones fue uno de los jugadores más constantes en el mercado futbolístico de un país al que le costó asentarse en la tribu del balompié. Fue de los caudillos que protagonizó la Copa del Mundo de su país y luego otras dos ediciones con un fervor competitivo extraordinario. Muchas veces estuvo en la cima, “creo que de alguna manera despertamos el amor por este deporte en Estados Unidos”, recuerda.
Visitó muchas veces el Estadio Azteca, un recinto imponente y de constante sufrimiento para los americanos cada vez que lo visitan, bajo cualquier circunstancia, “¿qué recuerdo del Azteca? Que hay mucha gente en su interior, la altitud y todo el smog que se dejaba sentir”, bromea un poco antes de continuar, “lo que es un hecho, es la dificultad para vencer ahí, es un estadio que cuesta mucho porque el nivel de exigencia es demasiado”.
Construyó junto a varios de sus compañeros (Wynalda, Balboa, Lalas, Donovan, Pope, Friedel, Reyna, Harkes) una etapa de lujo para el futbol de Estados Unidos, donde el único panorama real, era desbancar a México del mandato de la Concacaf, “se consiguió por varios años, pero ahora las cosas están en el aire. Se tiene que hacer énfasis en el buen trabajo que ha hecho México con sus chicos que falta se refleje en la mayor, y la reconstrucción de la idea del futbol estadunidense porque con Klinsmann el proyecto es muy ambicioso y tardará un poco, pero va bien”.
Fue tanta su intimidad con el seleccionado nacional norteamericano, que se convirtió con los años en auxiliar de Bruce Arena, el técnico que venció a México en una Copa del Mundo, “aún me duele la cara por el golpe de Márquez”, revela Jones en tono de broma, “hubo muchos golpes bajos aquel día, jugué apenas 15 minutos y él me dio una patada y el cabezazo, hay otra jugada por el banderín de esquina donde intentaron romperme la pierna. Me pregunto ¿qué hice para que me persiguieran así? Y la respuesta que tengo hasta hoy en día, es que estaban frustrados”.
Habrá mucho vaivén por el cetro de Concacaf entre México y Estados Unidos, pero lo estadístico refleja que el partido más importante en la historia los ganaron los norteamericanos dentro de los octavos de final del Mundial 2002.
“Era perfecto para nosotros el poder ganar al rival más importante en el escenario mundial más grande. Fue especial. Han pasado diez años de ese logro y la gente aún nos recuerda porque dejamos a México sentados en el segundo sitio. Ante ellos teníamos un gran récord”, rememoró.
Aquel de la Copa del Mundo en Corea-Japón, fue el último partido de Cobi Jones contra México. Después iría a jugar al Vasco da Gama y a Los Ángeles Galaxy, pero sin ser convocado nuevamente a la Selección mayor, de cualquier forma, su triunfo personal estaba atesorado, ya había vencido junto a sus compañeros a México en el momento más importante.
Los visita el embajador
La selección de Estados Unidos reconoció ayer por la mañana la cancha del Azteca, en donde los visitó el embajador norteamericano en México, Anthony Wayne, quien aprovechó para charlar con los jugadores y tomarse una fotografía con la playera de su selección con el número 12 y su apellido en los dorsales. El embajador felicitó a la Selección Olímpica en su cuenta de Twitter el sábado pasado tras la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.

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