martes, 4 de septiembre de 2012

Pide Calderón apoyar a Peña; demanda la colaboración de todos

Pide Calderón apoyar a Peña; demanda la colaboración de todos

En el mensaje con motivo de su Sexto Informe, asegura que deja una plataforma sólida en seguridad y economía

Ivonne Melgar y Leticia Robles de la Rosa

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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de septiembre.- El presidente Felipe Calderón llamó ayer a todos los mexicanos a que, por encima de cualquier diferencia, apoyen a su sucesor, Enrique Peña Nieto, a quien deseó éxito en su mandato.
“Sé muy bien que un Presidente necesita la colaboración de todos para sacar a México adelante”, afirmó Calderón durante su mensaje con motivo del Sexto Informe de Gobierno.
El mandatario aseguró que deja al próximo gobierno “una plataforma sólida en seguridad, economía y política social y ambiental”.
En el plano político-electoral, Calderón se pronunció por dar fin a prácticas y conductas que “afectan la calidad de los comicios”, mediante cambios en las leyes y en las instituciones que garanticen un equilibrio entre libertad de expresión y equidad.
Sin embargo, consideró que lograr mayores consensos no es sólo cuestión de normas, porque “para que haya democracia se requieren demócratas”.
Calderón pide respaldo para Peña
Un Presidente necesita la colaboración de todos para sacar a México adelante, dijo ayer el jefe del Ejecutivo.
En un llamado a respaldar a Enrique Peña Nieto “porque sé muy bien que un Presidente necesita la colaboración de todos para sacar a México adelante”, Felipe Calderón afirmó que deja al próximo gobierno “una plataforma sólida en seguridad, economía y política social y ambiental”.
Con el argumento de que “México se ha trasformado y hoy es mejor”, el Ejecutivo federal ofreció ayer en Palacio Nacional un mensaje con motivo del Sexto y último Informe de Gobierno.
Confiado en que dicha plataforma proyectará al país “hacia un futuro más promisorio”, el mandatario agradeció a sus colaboradores el haber participado en su construcción y, acto seguido, manifestó sus mejores deseos al presidente electo.
“Yo deseo éxito al presidente electo en su mandato y pido a los mexicanos que, por encima de cualquier diferencia, lo apoyemos en lo esencial, porque sé muy bien que un Presidente necesita la colaboración de todos para sacar a México adelante”, externó.
El balance presidencial, de 90 minutos, abordó las cinco políticas públicas en las que Calderón dividió sus acciones: Seguridad y Estado de Derecho; Economía Competitiva y Generadora de Empleos; Igualdad de Oportunidades, Desarrollo Sustentable y Democracia Efectiva y Política Exterior.
En cada uno de los casos, el Presidente respondió a tres preguntas: ¿Qué fue lo que encontramos?, ¿Qué logramos?, y ¿Qué falta por hacer?
Al evaluar lo sucedido en el plano democrático, Calderón fijó postura en torno al conflicto poselectoral y se pronunció por dar fin a prácticas y conductas que “afectan la calidad de los comicios”, mediante cambios en las leyes y en las instituciones correspondientes.
“Hoy en México la democracia es más fuerte que hace seis años. Pero no podemos darnos por satisfechos. ¿Qué hace falta? Hay que seguir perfeccionando las leyes electorales para garantizar un equilibrio entre libertad de expresión y equidad”, definió.
Y en lo que constituyó una alusión al momento que vive el país luego de la resolución del Tribunal Electoral, Calderón argumentó: “Es indispensable lograr que los resultados de las elecciones se resuelvan por encima de toda duda para ciudadanos y contendientes. Sé que lograr mayores consensos o unanimidades no es sólo cuestión de normas porque, como decía Carlos Castillo Peraza, para que haya democracia se requieren demócratas”.
En el rubro de seguridad, consideró imprescindible mantener la estrategia que él puso en marcha.
“El Estado debe seguir combatiendo con firmeza al crimen. Se debe continuar el trabajo para que no haya un solo policía sin evaluar. Y, sobre todo, hay que redoblar esfuerzos para depurar a las policías a partir de los resultados de esas evaluaciones”, recomendó.
Dijo que haber sido Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y contar con su lealtad “ha sido el mayor de los honores”. De igual modo reivindicó la labor de la Policía Federal.
Señaló que durante muchos años, el crimen se fortalecía, mientras el Estado se debilitaba. Pero en su gobierno, contrastó, ya se revirtió esa tendencia: las instituciones se fortalecen, al tiempo que las organizaciones delincuenciales se debilitan.
Calderón asumió que “el embate de la criminalidad” es evidente que ha sido la tarea más difícil de su gestión.
Y alertó “que tomará muchos años el ver plenamente el fruto de nuestros esfuerzos”.
Alegó el Presidente que frente a las muchas críticas “algunas justificadas, otras no” que se han hecho a la estrategia de seguridad, “lo medular es que tomamos una decisión trascendente para México: la de enfrentar de manera contundente a la criminalidad y con esa decisión México comenzó su largo camino a una vida plena de libertad y de seguridad”.
Reconoció que “se han cometido errores, en algunos casos abusos”, pero dijo que “han sido la excepción y no la regla” y pidió no juzgar la labor de las instituciones por casos aislados.
Al exponer un detallado diagnóstico de la situación que dijo haber encontrado en 2006, Calderón señaló que “la corrupción policiaca resultó clave para la expansión de la delincuencia”.
Reviró a quienes han impugnado la estrategia por considerar que desató la violencia criminal.
“Hay quien sugiere que lo mejor hubiera sido no hacer nada y permitir que los delincuentes siguieran actuando a sus anchas. Esas voces, por lo mismo, señalan que la violencia es culpa del gobierno por haber actuado en contra de los criminales. Nada más alejado de la realidad (…) la intervención federal no ha sido el problema, ha sido parte de la solución”, expuso.
También calificó como fundamental resolver los casos pendientes de las víctimas y atender dignamente a sus familiares.
Habló además de la fortaleza económica del país, luego de haber enfrentado, recordó, la mayor crisis internacional de la que se tenga memoria.
En política social, destacó que, si se miran las cosas con objetividad, existen logros que deberían enorgullecernos en salud, educación e infraestructura.
Reivindicó su política exterior y la importancia de haber conseguido una actitud de corresponsabilidad de parte de EU frente al desafío de la seguridad.
Del teleprompter a la emoción contenida
A la espera de que el tiempo haga su parte, Felipe Calderón confió en que tomará muchos años para ver “plenamente el fruto de nuestros esfuerzos”.
Hablaba como Presidente. Y se refería a la estrategia de seguridad.
Pero la voz recia y firme con la que se defendió de sus críticos estuvo a punto de perderse en ese nudo que las emociones contenidas traban en la garganta.
Porque la certeza antes compartida de que hizo lo que valoró correcto como gobernante, se diluyó en el sollozo de una confesión íntima: “Quiero agradecer a mi esposa Margarita y a mis hijos María, Luis Felipe y Juan Pablo por su comprensión y su paciencia”.
No estaba improvisando. Daba lectura, con el auxilio del teleprompter, a un texto que él mismo elaboró y repasó para su sexto y último mensaje con motivo del Informe que nunca le fue posible dar en San Lázaro.
Acaso porque eran las últimas líneas de un mensaje político que devino en despedida y lista de agradecimientos. O por la ovación que de golpe lo interrumpió cuando mencionó el nombre de su esposa. O porque ya no era el mensaje del Presidente que reclama un juicio justo, sino la confesión del padre que busca el entendimiento de los más cercanos.
A tomar aire
Pero fue entonces que Calderón se vio obligado a tomar aire, pausando las palabras para evitar el llanto.
Y una vez más, le encargó al tiempo el juicio, ya no de la historia, sino de los suyos: “Sé que cuando crezcan se entenderá la verdadera dimensión de lo que con su amoroso apoyo pudimos hacer por México y por otros millones de niños como ustedes”.
Sonó entonces en Palacio Nacional un aplauso más. El penúltimo de un corte de caja en el que inicialmente sonaron las palmas para las Fuerzas Armadas y que se fueron distribuyendo igual por la sorteada crisis económica de 2009 que por la extinción de Luz y Fuerza del Centro, mientras sus ex trabajadores, afuera, a unos pasos apenas, paracaídas en la plancha del Zócalo, lanzaban consignas contra el gobierno.
A 88 días de concluir un sexenio marcado, entre otras tragedias, por la pérdida de dos secretarios de Gobernación, Juan Camilo Mouriño y José Francisco Blake Mora, el Presidente los recordó en el momento de los agradecimientos.
Y se dirigió a la viuda de quien hace un año, según recordó, aún despachaba en Bucareli. No faltó la reivindicación de su equipo de trabajo: Gracias, Gloria, por estar aquí. Gracias. Y gracias a ellos y a todos mis colaboradores, y a todos mis ex colaboradores, también, les agradezco el formidable trabajo que han hecho al servicio de México”.
Acompañado esta vez por los priistas —el presidente del partido, Pedro Joaquín, y los coordinadores parlamentarios Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones— que en otras ocasiones rechazaron la invitación a una ceremonia que calificaban al margen del protocolo republicano, Calderón dio paso a la transición presidencial al solicitar respaldo para su relevo.
Del PRD, ningún dirigente ni legislador. Sólo el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, y el gobernador electo de Morelos, Graco Ramírez.
Muchos panistas: el presidente del partido, Gustavo Madero; Diego Fernández de Cevallos; Ernesto Cordero, en su carácter de titular del Senado. Y el senador Alonso Lujambio, a quien Calderón abrazó efusivo.
Los empresarios
Un auditorio al que no faltaron el empresario Carlos Slim como tampoco Elba Esther Gordillo. Y en el que resultaron notorias las ausencias del jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y de la ex abanderada presidencial del partido del Presidente, Josefina Vázquez Mota, quien reaparecería, sin embargo, públicamente por la noche en el homenaje a Roberto González Barrera.
Una ceremonia formal que sólo rompería su solemnidad con la porra entusiasta de las señoras que, ubicadas en las galerías traseras, saltaron para celebrar la mención presidencial de las estancias infantiles que ellas custodian. Y el Cielito lindo con mariachi que clausuró la jornada.
Y un “¡Viva México!” de Calderón, inmediatamente después de notificar que seguirá políticamente activo: “Más allá de mis errores y limitaciones, he puesto toda mi voluntad y todo mi entendimiento en la construcción del bien común de los mexicanos (…)
“Termina ya esta tarea, pero no termina mi compromiso, como simple ciudadano, seguiré sirviendo a la patria apasionadamente hasta el final de mis días.”

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